¡A RAJA Y CALAAAA…! EN 1920

En aquella crudeza de los tiempos las calles de Cáceres estaban cuajadas de vendedores ambulantes de todo tipo y condición: Paragüeros, lateros o lañaores, chamarileros, chatarreros, piñoneros, traperos, pieleros conejeros, carboneros. Con estos últimos, en pleno verano, gritando: ¡A raja y calaaaa…!
¡A RAJA Y CALAAAA...! melonero garrovillas en arco de la estrella
El popular melonero conocido como El Garrovillano con su mercancía por el Arco de la Estrella.

Un ¡A raja y calaaaaaá…! de hombres cargados de desesperanzas, de angustias, con el rostro cruzado por el puzle de las severidades de la vida. Pero no había más remedio que salir adelante, como fuera.

Los meloneros, como si fuera hoy mismo con estos calores, como el de la postal, fechada en 1920, hace ya noventa y cinco años, y que representa al Garrovillano pasando por el Arco de la Estrella, tiraban de las riendas de un mulo, al alba, con las primeras luces del día, y se pateaban las calles cacereñas, arriba y abajo, monótona, cansinamente. Vestían una chambra o una camisa, pantalón de pana, sombrero abrillantado por el exceso de uso, alpargatas de esparto, el cigarrillo de picadura, indefectiblemente, en la comisura de los labios, los ojos perdidos en el trasiego de cada día. Y voceaban:
— ¡A raja y calaaaaá…!

A la espera de que se abriera un portón, saliera un vecino y se interesara por la mercancía. Entonces se metía la mano en el bolsillo, abría una navaja, hacía un cuadradito en el melón, para la cata y se lo daba a probar al hipotético comprador.

Si llegaban a un acuerdo el melonero echaba mano de la romana, equilibraba el peso, negociaban el acuerdo y a seguir pregonando Margallo arriba o San Justo abajo:
— ¡A raja y calaaaaá!

Cuando el serón que albergaba la mercancía agotaba las existencias, acaso ya pasada la tarde, quizás con un poco de pan candeal y un poco de patatera en el cuerpo como todo almuerzo, y unos buches de agua caldorra de una cantimplora, regresaban a Malpartida de Cáceres, a Sierra de Fuentes, a Arroyo de la Luz.

El día siguiente se dibujaba con el mismo prisma de desesperanza, mirando, de forma así como cansinamente, casi desdibujada, con la cara atravesada por las heridas de las necesidades y de los sacrificios, gritando:
— ¡A raja y calaaaaá…!

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¡A RAJA Y CALAAAAÁ!… EN 1920 by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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